1988 fue también – como el vigente 2008 - un año bisiesto y por consiguiente un año olímpico; en aquella oportunidad, como ahora, una capital asiática era la organizadora de la universal justa deportiva: Seúl, en Corea del Sur. En Venezuela, el gobierno de Lusinchi llegaba a su final y un año antes -1987- se habían otorgado las primeras concesiones en la banda de modulación de frecuencia (FM), a un grupo de connotados radiodifusores del país.
Hasta 1988, Venezuela era una de las pocas naciones del mundo sin estaciones comerciales en FM y en décadas anteriores dicha banda había sido subutilizada por las emisoras de modulación de amplitud (AM), como opción técnica para realizar los enlaces “estudio-planta”.La radio juvenil del decenio de 1980 estuvo signada por luminarias de la locución como Ramón Mata, Julián Isaac, Waldemaro Martínez, William Rey, Jesús Leandro y Enrique Hoffman, entre otros. Las emisoras que estaban de moda – al ocaso de la década de 1980 - en AM, eran Caracas 750 (Radio Caracas Radio), Tropical 99.0 (Radio Tropical 990 kHz) y 1090 Estéreo (Éxitos 1090 kHz). Ésta última fue la segunda estación de Venezuela, después de Radio Metropolitana 1550 kHz, que adoptó el sistema de AM Estéreo, el cual podía simular la extraordinaria nitidez de la FM. Caracas 750 y 1090 Estéreo, conformaban cada una, las señales matrices de dos grandes conglomerados de emisoras: Circuito Quantum y Circuito Unión Radio, respectivamente.
En 1988, la única señal en la FM caraqueña era la de la Emisora Cultural de Caracas 97.7 MHz, cuya fundación se remonta a mediados de los 1970, de la mano del ingeniero Humberto Peñaloza. Durante más de dos lustros fue una “isla” en la inmensidad del espeso ruido cósmico, característico del abanico radioeléctrico ubicado entre los 88 y los 108 MHz.El 1ero de julio de 1988 fue día viernes y ya en horas de la tarde la historia de la radiodifusión criolla había dado un salto cualitativo. En los 107.3 MHz, casi al término del cuadrante, una fuerte y estable emisión había irrumpido en nuestros aparatos receptores. Se trataba de Éxitos 107 que, con un audio cristalino y potente, colocaba la música en boga para el momento: Rick Astley, Bananarama, Swing Out Sister, Yordano, Franco de Vita, Elisa Rego. Fue la primera FM comercial de Venezuela; era la filial de Éxitos 1090, del Circuito Unión Radio, el cual era presidido por el ya fallecido hombre de radio, Sergio Gómez. A medida que transcurría la jornada del 1ero de julio, las identificaciones grabadas por Jesús Leandro y Carlos Eduardo Ball, daban a entender que Éxitos 107 se encontraba “en período de prueba, desde Caracas Venezuela”. Para la mayoría de los caraqueños y los venezolanos, en general, la FM era un fenómeno desconocido.De hecho, los reproductores de música para automóviles – verbigracia - venían con un sintonizador incorporado donde esas extrañas siglas, FM, no pasaban de ser un agregado incógnito e inútil.Afortunadamente, los que vivíamos en la franja costera litoralense disfrutábamos – desde mucho antes de Éxitos 107 - de muy buena música y sonido, provenientes de los transmisores de Curazao, Aruba, Bonaire, y demás islas del Caribe. La óptima propagación en las altas frecuencias y el estar cerca del mar, facilitaban la captación de emisiones locales foráneas. Entre mis favoritas, para la época, se hallaban Radio Hoyer 2 105.1 MHz, Radio Korsou 93.9 MHz y Z-FM 95.5 MHz, que emitían desde Curazao, y Radio Carina 97.9 MHz, situada en Aruba. Mis amigos y conocidos siempre se preguntaban de dónde sacaba música tan fresca y nueva, que sólo luego de meses - o años - se escuchaba en las minitecas y discotecas de nuestro país. Mi secreto celosamente guardado fue que grababa absolutamente TODO de las radios caribeñas.Éxitos 107 se mantuvo con música continua y jingles, hasta su inauguración oficial el 1ero de octubre de 1988. Después vendrían KYS FM 101.5 MHz, de Oswaldo Yépez, que salió al aire ese mismo mes de octubre y HIT 100 (99.9 MHz), que hoy en día es conocida como Éxitos 99.9.Después de ese 1ero de julio, una andanada de estaciones de FM ocupó el éter en la ciudad capital y otras urbes importantes del país.
En 1989 llegó la filial del Circuito Capital, Capital 104.5 MHz, e inauguró las inolvidables veladas radiofónicas con Julio César “Tercero” Venegas. El mismo año del “Caracazo” entró en escena el “caballito de batalla” del Grupo 1BC (Radio Caracas Radio), Caracas 92.9 MHz, que vendría a competir abiertamente en el segmento juvenil con Éxitos 107. Una capitalina, nombrada Ritmo 95.5 MHz, avasalló con un monstruoso transmisor, el cual calculo debería irradiar más de 15 kilovatios, y se produjo una “colisión-hertziana-crítica” con la filial de Radio Curom (Curazao) en FM, Z-FM 95.5 MHz, por lo cual esta última debió mudarse a los 95.7 MHz.
Ya a comienzos del decenio de 1990, Éxitos 107 marcó pauta con el formato de la “radio participativa”, el cual sustrajo del formalismo y el letargo a la radio venezolana. Llamadas al aire de los oyentes, humor negro, bromas pesadas e irreverencia implacable, fueron los ingredientes de la nueva “ensalada radioeléctrica”. La voz engolada y aplomada ya era un elemento pretérito en el esquema de la radio participativa. Eli Bravo, locutor y periodista, fue el pionero en ese campo con su matutino “Cualquier Cosa”, transmitido por Éxitos 107. Sin embargo, Eli tan sólo repetía la “receta” de fórmulas harto ejecutadas en Puerto Rico, Colombia y Estados Unidos. Quizás su mérito haya sido “adaptarlas” al contexto y la idiosincrasia venezolana; el haber sido el primero en “atreverse” a proponer algo diferente a lo acostumbrado por los locutores de la “antigua escuela”, lo inmortalizó como un icono de la “radio de ruptura”.Miles de “réplicas” siguieron al “efecto Eli” y el dial se congestionó del desenfado y el humor de “Cualquier Cosa”, en versiones mejores, iguales o peores.
La FM ya se disputaba audiencia con la televisión abierta en horario estelar. La década de oro de la radio juvenil haría sobrecalentar los motores y las neuronas de una generación de creativos, productores y locutores. Fue el debut y despedida de un formato que movió los cimientos de la radiodifusión vernácula.EL DESGASTE DE LA RADIO COMERCIAL Y EL AUGUE LOS MEDIOS ALTERNATIVOSEl nuevo milenio trajo consigo el “boom” de las nuevas tecnologías (DVD, MP3, I-Pod, telefonía móvil) y el agotamiento del modelo de la radio participativa, debido a la trivialización creciente del hecho comunicacional. La irreverencia pasó de ser un acto genuino y espontáneo, a una pose hueca y trillada a más no poder. Los actores de la radio ya no querían ser “mediadores” del mensaje, deseaban ser los protagonistas y los “héroes de la película”. La radio se convertía -más que nunca - en un trampolín para la fama, la televisión, la publicidad, la plata fácil, y el culto obsceno al “yoísmo”.
Si bien la faceta mercantil de la radio comercial nunca ha estado oculta, a principios del presente decenio se intensificó tal elemento a límites casi “pornográficos”.Primero, la figura tergiversada del “productor independiente” fue desdibujando a finales del siglo pasado la esfera radiofónica. Se acabó el sueldo pagado por el empleador al colectivo de productores, guionistas, locutores y musicalizadores, y se instó a cada quien a “ganarse” su propio salario, a través de la venta indiscriminada de “publicidad”. Los patos le tiraban a las escopetas: uno tenía que llevar, aparte de las ideas y el programa ya estructurado, una cartera de “jugosos” clientes para llenarle los bolsillos al gerente general y – además - poder uno cobrar un dinerillo extra.
Moraleja de la “precarización”: si quieres hacer radio, tienes que bajarte de la mula y ser un “contratista” más.Segundo, la sola motivación económica del asunto ha coadyuvado a la sequía de creatividad y al surgimiento - con más ahínco - de la mediocridad y la banalización. Ya el contenido inteligente no es esencial en la producción de la radio y sólo el efectismo, la burla sin fundamento y el discurso “enmuletillado” y “yoísta”, se han convertido en el “eje temático” y han prostituido, principalmente, a la radio juvenil, hasta casi consumar su virtual extinción. La radio ya no es un canal para comunicar ideas y opiniones, para incentivar el análisis y la discusión; la radio es un instrumento del locutor, del productor, del gerente, del publicista, para lograr objetivos meramente personales y financieros. Una tribuna mediática para “venderse” y alcanzar la cuota respectiva del “cuarto de hora”.En ídem tenor, algo que ha causado bastante daño a la radio es la “migración” de artistas, cantantes y presentadores de televisión, hacia sus parrillas de programación.
Una vasta cantidad de individuos acríticos y superficiales ha erosionado aún más de frivolidad las ondas hertzianas y sus “equipos de producción” no van más allá de un manojo de recortes de periódicos y notas informativas “bajadas” de internet. Ante tal desidia radiofónica, lo sabio es poner la música preferida, en una computadora personal, un MP3 o un I-Pod, y apagar el receptor. Es la razón por la que el encendido de la radio ya no es como en los años de Eli Bravo o Guillermo Tell Troconis. Hay cero entusiasmo y las buenas ideas se fueron de vacaciones. O peor aún, se jubilaron.La payola, igualmente, ha casi fulminado el medio. Sólo los que pueden pagarle a una disquera, a una estación o a un locutor, son los que “suenan” en la radio. Escuchar más de 10 veces una canción en menos de 8 horas, es todo lo opuesto al lema comercial de la célebre tarjeta de “descrédito” Masticard: “Salir en la radio SÍ tiene precio”.Ya han pasado 20 años de la puesta en el aire de Éxitos 107, hoy La Mega 107, y la radio venezolana ha sufrido transformaciones de gran envergadura; el estancamiento de la actualidad es un mal augurio para la explotación comercial, la cual ha tocado fondo. A pesar de ello, el sostenido crecimiento de la comunicación alternativa y los medios comunitarios, dan un nuevo aire a la radio venezolana.
Es el nacimiento de un nuevo enfoque comunicacional subordinado a las necesidades del pueblo, del país entero. Los medios alternativos han venido a quebrar la “dictadura del capital” sobre el espectro radioeléctrico y están destinados a trascender como la novedosa herramienta del ciudadano para edificar una sociedad más plural y más justa
(ADÁN GONZÁLEZ, Certificado de Locución #26950, Productor y guionista de radio.
Fuente: Glenn Hauser DX LISTENIING DIGEST, Estados Unidos, 8 Julio 2008)
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