A mis amigos de RCTV. Cuando se cierra una empresa de tanta tradición se destruye también un pedazo de Venezuela.

Francisco Olivares
El Universal / ND
Abril 3, 2010


Cuando se produjo el primer cierre de RCTV en mayo de 2007 me encontré en la entrada del canal a Valdés, un personaje emblemático, quien fuera uno de los más destacados camarógrafos del canal, quien para esos tiempos ya ocupaba un alto cargo en la gerencia técnica. De origen cubano, a Valdés lo conocí en la década de los ochenta cuando, antes de estar en el periodismo, dediqué varios años a la producción de telenovelas. Valdés fue un aliado, una persona solidaria, quien compartía sin recelo su experiencia con quien incursionaba en la difícil carrera televisiva. Telenovelas de gran factura, como Gómez, que dirigió César Bolívar, dieron la oportunidad, como en mi caso, a nuevas generaciones de profesionales para forjarse un futuro profesional en el arte de la televisión.

opinan los foristas

25 años después, luego de haber estado en los principales diarios como periodista, regresé a RCTV con el programa EXPEDIENTE que estuvo en el aire durante los últimos tres años. Ese día, antes del cierre, grabaría mi última entrega. Valdés, ya con la cabellera toda blanca y la inconfundible barba, caminaba un tanto confundido hasta la puerta del canal. Esta vez no recibí el saludo cordial que acostumbraba. Solo me miró y dijo: “Ya no pienso trabajar más… ¿para qué? Fueron casi 50 años.

En estos últimos días se ha conocido la noticia de que el cierre de RCTV será definitivo. A través de las figuras más conocidas que han ido saliendo del canal como Rosario Prieto y Pepeto se han contado las más dolorosas historias desde adentro. Historias de gente al lado de las cuales, quizás sin percatarse, se forjaba una de las democracias más sólidas del continente. Gente a las que, al mismo tiempo que se les vio participar en las más impresionantes campañas sociales al lado del pueblo venezolano, también se les acompañó al interpretar sus dramas, sus éxitos, o simplemente reírse de sus propias tragedias o de sus líderes.

Es muy difícil ver a Cayito Aponte sin ver al mismo tiempo a Carlos Andrés Pérez o separar a Pepeto de Rafael Caldera.

Cuando se cierra una empresa comunicacional de tanta tradición, a través de la cual creció toda una generación de talentos venezolanos, se destruye también un pedazo de Venezuela y se cierra una puerta para futuras generaciones.

Al lado de RCTV, cada día son muchas las puertas que se cierran en Venezuela. Un proyecto político que se basa en la destrucción no puede sobrevivir. El gobierno de Chávez será recordado como un régimen que acabó con numerosas instituciones. Pero, como ha ocurrido en la historia, otras generaciones reivindicarán el legado que por la fuerza fue destruido por los líderes actuales.

folivares@eluniversal.com