Callarse y repetir el credo oficialista en los medios es traicionar la profesión
Doce comunicadores heridos en pleno centro de Caracas, ocho de ellos de consideración, por el delito de repartir volantes en contra de la Ley de Educación. Los golpearon a mansalva afectos al gobierno mientras les gritaban “defensores de la oligarquía”. Sucedió el mismo día que una marcha de la oposición era atacada y reprimida mientras otra del oficialismo era recibida en la Asamblea con vítores. Esto ya no es polarización. Lo que existe es la exacerbación del odio con fines políticos, y peor aún, con la anuencia del periodismo oficial.
opinan los foristas
¿Dónde estaba el sentido de la noticia y la solidaridad en los medios oficiales ese día? El ataque a los periodistas ocurrió a primeras horas de la tarde y ya entrada la noche aún no había referencia alguna en los portales de VTV, Radio Nacional de Venezuela, YVKE Mundial o la Agencia Bolivariana de Noticias. Eso si, la noticia más destacada era la movilización estudiantil oficialista y las declaraciones del comisario de la Policía Metropolitana, según las cuales, la oposición intentó generar caos en la ciudad.
La brutalidad del ataque fue tal que el propio Eleazar Díaz Rangel, decano del periodismo oficial y director de Ultimas Noticias, dijo que “merece el repudio de todos, incluyéndome”. Dos semanas atrás los motorizados de Lina Ron lanzaron bombas lacrimógenas en Globovisión, y si bien la Comandante Lina está presa, el mensaje del gobierno sigue siendo el mismo: oligarcas, temblad.
Y resulta que oligarca es medio país, con el agravante de que esos diablos del odio le endilgan el mote a quien se les atraviese, batazo en la jeta mediante.
¿Y qué dicen los jovencitos pizpiretos que salen al aire en VTV, Ávila o Telesur? Porqué la convicción con que reportan las agresiones de la policía hondureña contra los seguidores de Manuel Zelaya no aparece cuando se trata de sus colegas agredidos en Caracas. El miedo es libre, pero el silencio es cómplice.
Los ataques contra periodistas no son nuevos, pero la costumbre no resta la gravedad de la situación, porque un politraumatismo no es asunto ideológico: es una agresión a la razón. Y cuando de la intolerancia mana la sangre y la violencia se convierte en recurso de gobierno, no es posible refugiarse en una moral acomodaticia, o una postura política. Callarse ahora, y repetir el credo oficialista en los medios del gobierno, no es hacer el trabajo, colega. Es traicionar la profesión, y su dignidad como persona.
Fuente: Noticiero Digital. http://www.noticierodigital.com/?p=46879
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